Eliseo “Elo” Molina del Valle entró a la artesanía por necesidad, y hoy en día es uno de los grandes maestros de la artesanía de percusión en Puerto Rico. Nacido en Nueva York el 13 de febrero de 1959, Elo se dedicó de muy joven a la música gracias a su familia.

“Yo soy percusionista desde los 15 o 16 años… por curiosidad siempre nos interesaban los tambores y montábamos cueros. Toqué en la banda escolar, en grupos tanto de iglesia como seculares. Siempre me gustó la percusión”, contó el denominado salsero, quien reveló además que su primer instrumento fue una conga.

Durante su juventud, uno de sus instrumentos de percusión se rompió y se vio obligado a visitar al maestro artesano Juan Fuentes, quien luego se convirtió en su maestro y le enseñó el proceso para crear barriles de bomba.

“He recogido talento de mucha gente”, explicó Molina revelando que quien le enseñó a crear chékeres africanos fue su barbero, Efraín Carrasquillo. Para la creación de este instrumento, Eliseo tuvo que recurrir a calabazos importados de California como base.

“Es básicamente una maraca invertida”, simplificó Molina.

Hoy en día, el artesano logra conseguir los materiales no solo para calabazos, sino también para güiros en Florida durante actividades culturales realizadas en ese estado. Por otro lado, trabaja con  madera de Puerto Rico.

“El barril de bomba yo lo trabajo con la madera del barril de ron”, afirmó Molina.

A Molina también le gusta trabajar con la madera de majó, laurel, almendro y “una que otra madera que consiga que sean sonoras” pero su madera favorita para trabajar en sus instrumentos es la caoba.

En 1996 Eliseo se certificó como artesano en Puerto Rico y comenzó a vender su labor artística en la isla a través de las ferias artesanales. Como artesano ha logrado mantener a su familia, a la vez que ha dado a conocer su marca. Al sol de hoy sus instrumentos son utilizados por varios grupos artísticos del país.

“Yo trabajo el cuerpo de madera y no son pedazos añadidos… el cuerpo sale en un pedazo de madera”, explicó el artesano quien reveló además que muchos de sus instrumentos se exportan a los Estados Unidos, donde estos tienen más longevidad que los instrumentos creados allá.

De hecho, la longevidad de sus instrumentos es una de las características por la cual es tan reconocido. “Yo he encontrado instrumentos que yo fabriqué hace 20 o 25 años, todavía montados, incluyendo el cuero que yo les monté originalmente”, exclamó Molina.

Una de sus obras más reconocidas se llama “La Bestia” un pandero requinto grande.

“Originalmente era un instrumento pequeño… a través de los años como todo evoluciona, y entonces vino alguien con cuero de vaca fino que se parece bastante el sonido a cuero de chivo y aumentaron el tamaño… Para que produzca un sonido y una afinación adecuada pues yo le puse un cáncamo extra”, reveló el artesano quien al sol de hoy todavía produce estos instrumentos.

Molina ha laborado en la artesanía por 27 años y recuerda su primera feria de artesanía en la Bacardí, aunque también trabajó otros eventos a través de los años, como las Fiestas de la Calle San Sebastián. Aunque trabaja pedidos, es bastante común para él que sus clientes lo visiten en sus exhibiciones para comprarle el instrumento en persona. Por suerte, ni pandemias, ni terremotos o huracanes han sido suficiente para afectar sus ventas en la isla, pese a la falta de eventos multitudinarios.

“Trabajar por nuestra cultura es un honor y lo hago con mucho honor y con mucho respeto”, finalizó el artesano percusionista.

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Por Richard Colón Badillo