Jorge Luis Oliveras Vélez nació en Arecibo, Puerto Rico en 1956 donde vivió hasta los 8 años cuando partió junto a sus abuelos para la ciudad de Nueva York. Allí continuó en la escuela a partir de cuarto grado. Su familia le recuerda que desde los tres años ya mostraba interés por la música y el canto, considerando que a su papá le gustaba mucho la música típica. Durante su adolescencia, y bajo la influencia de corriente salsera de la ciudad, Jorge comenzó haciendo coros con varios grupos en Nueva York hasta que se enlistó en el ejército en 1974. Allí uno de sus colegas tenía un par de tumbadoras y comenzó un interés que luego continuó tomando clases en la famosa escuela de Johnny Colón conocida como East Harlem Music School.

Además de tomar clases durante tres años, Jorge se volvió a relacionar con la escena musical, incluyendo su participación como corista en la Orquesta de Johnny Colón. Sin embargo, como es la experiencia de muchos músicos, le resultó muy difícil combinar su trabajo diario en el servicio postal con la escena musical nocturna. Muchos años después, luego de su jubilación, Jorge decide retomar su pasión y aprovechó una oportunidad de comenzar a tomar clases sobre la plena y la bomba en la ciudad de Nueva York, nada más y nada menos que bajo la tutela de Juan Gutiérrez, fundador de Los Pleneros de la 21.

Fue en el año 2018 cuando recurre al artesano puertorriqueño Joe Santiago para que le fabricara un barril y en 2019 trajo un set de panderos realizado por Jorge Martínez (Panderos JN). A partir de la experiencia con el barril, George (como lo conocen en Nueva York), le hizo varias consultas a Joe Santiago ya que entendía que él también podía fabricarlo. Joe lo ayudó en todo el proceso, y aun con las imperfecciones que son naturales en el inicio del oficio, Jorge completó su primer barril. Luego vinieron otros intentos que le permitieron perfeccionar su práctica, que posteriormente incluyó la fabricación de cuás. Jorge utiliza madera de roble americano procedente de los barriles de vino y whiskey que venden las destilerías en distintos lugares de los Estados Unidos. A partir de ahí los confecciona y prepara todos los herrajes siguiendo las técnicas que aprendió de Joe Santiago.

Para George esta práctica de confección de barriles permite continuar la tradición de la bomba en la diáspora que ha crecido en los últimos años. Sus creaciones continúan llegando a varios músicos y aficionados de la cultura puertorriqueño y su exhortación principal es a seguir apoyando la música y sus artesanos, poniéndose a disposición a través de su talento como artesano.