Ramón es uno de los pleneros y artesanos más representativos del género. Su estilo de hacer panderos, aun en el 2021, refleja el espíritu del diseño más artesanal posible. Nació en el barrio Hoare en el año 1949, un sector que dejó de existir por construcciones como el Puente de la Constitución. Su familia se trasladó a Puerta de Tierra, donde el ambiente de los muelleros lo llevó hasta la plena. Pedraza cuenta que era muy común los juntes de plena en el área donde se contaban historias contemporáneas a la realidad que vivían.

Luego de casarse se reubica en Las Casas donde comenzó a tocar con algunas agrupaciones como Los Pleneros de las Casas, que luego evolucionaron a los Pleneros del Quinto Olivo. Pedraza recuerda que Rafael Cepeda siempre buscaba agrupaciones, destacando su participación en la inauguración del Estadio Hiram Bithorn en comparsas de pleneros. 

Ya temprano en esa época, Pedraza comenzó a fabricar panderos para su uso personal y el de colegas que comenzaban a hacerle pedidos. Combinaba la música con su trabajo como electricista en múltiples proyectos de construcción. En el año 1983, ante la iniciativa del también percusionista Hector Rodríguez, se funda el grupo Atabal, del que Pedraza formará parte por casi 20 años. Allí, participaría como ejecutante del pandero y cantante, siendo el principal responsable por el componente folclórico afropuertorriqueño de la plena y la bomba. Como parte de esta experiencia, Pedraza construyó otros instrumentos de percusión que incluyeron algunos afrobrasileros como pitos de samba y cuicas. 

Sobre su estilo de fabricación, tenemos la dicha de poder citar al maestro Ramón López: “Su estilo es especial y sus piezas se reconocen con facilidad: duras, resistentes, esmeradamente construidas. Sus aros son de pedacitos de madera de barril machihembrados- bien encolados y sostenidos por anillos fuertes y cáncamos hechos a mano con tornillos reciclados.” Además, comenta Ramón López sobre su pandero de Pedraza: “Como los demás panderos de Pedraza, mi seguidor no es “bonito” en el sentido de pulido y pintado, sino duro, confiable y capaz de hacerse parte de la vida de su dueño.” Hace unos años el Maestro Pedraza dedica sus talentos a la música Sacra y continúa fabricando panderos y maracas de cuero o higuera.

Hacer un pandero le toma un mes. Los marcos los prepara con maderas nobles del país. Gusta del cedro, el majó, el yagrumo y el roble. Sustituyó los metales por la madera que, aunque es más difícil de trabajar, crea un instrumento más sonoro.

Construye los panderos en los tamaños comunes, 16, 14 y 11. Los de 16 y 14 sirven para acompañar y dar los sonidos graves. El de 11 es para repicar, marcar los compases; es el requinto. Aclara que el músico que lo toca es el de más capacidad.

Pedraza toca requinto y canta al mismo tiempo. Asegura que él es el único de los pleneros de hoy en día que lo hace.

Afirma que para él es un honor que le dediquen la Feria de Barranquitas y que le hayan conferido la medalla Rafael Cepeda. Aseguró que piensa continuar con su labor artesanal por largo tiempo.

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Por Javier J. Hernández Acosta