Al principio la creación de instrumentos fue una afición para Juan Alberto “Tito” Romero. Romero, un maestro de educación física a tiempo completo en el Departamento de Educación, siempre ha sido un fanático de la bomba y la plena, aunque no la practicara.
Su expedición en la creación de instrumentos de percusión comenzó durante el periodo de la pandemia, cuando se interesó por unos panderos que no pudo adquirir debido al precio. Fue a través de su compañero de trabajo Albit Rivera, quien se dedica a la creación de barriles de bomba principalmente, que Romero pudo adquirir su primer pandero unos tres meses después.
“Entonces yo vengo y le digo en ese momento ‘bueno ya me diste este, ¿cuánto tú me cobras por hacerme los otros dos? Y él me dice, ‘no, este yo te lo hice, ahora tú vas a hacer los otros dos”, narró Romero.
Bajo la tutela de Albit Rivera, Tito Romero logró crear los otros dos panderos en febrero de 2020 y esto fue lo que lo llevó a la artesanía de panderos y el nacimiento de su marca Panderos Caribe de JR. En su comienzo, Rivera le enseñó a Romero sobre los distintos tipos de madera que podía trabajar, al igual que la maquinaria que necesitaba utilizar y los cortes que tenía que hacer si quería lograr crear un buen pandero. En unos tres meses, Romero logró completar su primer set de panderos.
Gracias a los incentivos gubernamentales que otorgaron durante la pandemia, Romero adquirió la maquinaria necesaria para comenzar su negocio de panderos, aunque inicialmente eran productos para él.
“Cuando empecé a publicarlos las amistades mías se volvieron locas[...]. Y hasta el día de hoy no he parado”, celebró el maestro.
Rivera no fue el único artesano que ayudó a Romero en sus inicios, también recibió ayuda del artesano de tallador de madera Ángel “Coquí” Dávila. “Coquí tiene vasto conocimiento en la construcción de los panderos. Entre Albit y Coquí me fueron puliendo”.
Entre las maderas favoritas que Romero le gusta trabajar se encuentra la caoba. “Es una madera que pule super bien, tiene buena densidad para los panderos y buena resonancia”, explicó el artesano. También le fascina trabajar piezas con majó “por los distintos tonos de colores que uno puede sacar”, el capá prieto, laurel, acacia, entre otras.
A través de sus panderos, Romero ha evolucionado su amor por la plena y la bomba y aprovecha la oportunidad para visitar eventos culturales.
“Me considero un estudiante en esto. No tengo un conocimiento vasto en lo que es la historia de la plena [...] pero sí me ha interesado y visito más lugares para tocar, escuchar y vacilar”, afirmó.
Puede ver más de las creaciones de Romero en su página de Facebook, Panderos Caribe by JR.
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Por Richard Colón Badillo