Modesto y el legado familiar

El gran impacto que hoy tienen nuestros géneros tradicionales como la plena y la bomba no ha sido un milagro. Es el resultado de décadas de lucha por la preservación de nuestras tradiciones y, sobre todo, un esfuerzo bien pensado de utilizar la educación como su principal estrategia de divulgación y valoración. Si Don Rafael Cepeda planteó la visión de un Puerto Rico que respetara su folklor y tradiciones afrodescendientes, fue Modesto Cepeda quien asumió y lideró esta encomienda.

Modesto es el segundo de 10 hermanos y nació un 19 de diciembre de 1938 en Santurce, Puerto Rico. Como todos los integrantes de la familia, se vinculó inmediatamente con la música y aprendió de sus padres y hermanos los componentes del baile, la composición, el canto y la ejecución de los instrumentos de percusión. Modesto resume con mucha claridad lo que fue ese desarrollo: “Nos criamos allá en la 23, cerca de la vía del tren. Ahí se crio toda la familia. Y papi, lo de él era eso, la bomba y la plena. Y nos la transmitió a todos nosotros, pensando en que el día que él no estuviera, pues alguien siguiera el trabajo, y que no abandonaran nunca la bomba ni la plena. Cualquier otra cosa que quisieran hacer, lo hicieran, pero que no dejaran esa música atrás. Y así cada uno pues hizo su legado de que hay que seguir con la bomba”.

Poco a poco el trabajo se fue formalizando hasta la creación de las distintas agrupaciones musicales de la familia Cepeda. “Y estuvimos juntos en el grupo. La familia Cepeda se formó con don Rafa, con doña Caridad y todos los hermanos, prácticamente. Estuvimos por años y años haciendo el trabajo, hasta que después, pues creamos la escuela acá en Villa Palmeras, Santurce”.

Ya Modesto había mostrado su interés por la educación siendo maestro de escuela elemental en la Escuela Sofía Magdalena, donde un grupo de estudiantes le pidió que le enseñara a tocar plena fuera de las horas lectivas. Entre ese grupo estaba Luis “Lagarto” Figueroa, quien hoy es uno de los grandes pleneros que tiene Puerto Rico. Ese interés fue creciendo entre los estudiantes y Modesto aprovechaba cualquier espacio que le prestaba la escuela para dar las clases. Aquí también su hija Gladys recuerda cómo llegaron a tener sus primeros barriles de bomba. “Los primeros tambores de nosotros son de Ismael Timbas, para lo cual se hizo una campaña con todos esos jóvenes y con Brenda. Se recogían latas, porque nosotros hacíamos presentaciones con un radio. Y nosotros bailábamos con un cassette. Y ahí papi decide que se haga la campaña de levantar fondos, recolectando aluminio para nosotros recaudar los chavos para comprar los primeros tambores. Y eso fue con ese grupo que trabajamos todo eso”.

En 1974 ocurrió un hecho histórico para la música afropuertorriqueña con la fundación de la Escuela de Bomba y Plena Rafael Cepeda Atiles, que tuvo su primera sede en la calle Unión #71 en el sector Playita de Santurce y que finalmente se incorporó como una entidad en 1978. Esta historia también la narra Gladys: “La escuela que tenemos en Playita la habían hecho para hacer un negocio de bebidas y no le dieron el permiso porque estaba en frente de un Head Start. Y ahí se lo alquilaron a papi por 50 dólares. Y ahí nos mudamos para Playita. La calle Unión número #71, donde se hizo historia”.

Este proyecto se fue consolidando sábado tras sábado con el apoyo de toda la familia. Sin embargo, en el 1999, con el fallecimiento de doña Enriqueta Culta Alicea, esposa de Modesto, se acelera la transición y el relevo generacional del proyecto. La pérdida fue que tan gran que un día Modesto avisó que no iba a llegar a la escuela, la primera vez en esos 25 años de trayectoria. Para Brenda fue una gran sorpresa, pero siguiendo la tradición familiar, inmediatamente se movilizaron a resolverlo.

“Yo estudié para administrar empresas”, cuenta Brenda. “Y entonces, mi pasión siempre fue el baile en general. Yo siempre andaba de baile en baile. Pero jamás en mi mente pensaba la parte de educar. O sea, que lo que tengo yo de educación lo tengo de la mano de mi papá. Pero, como dice Gladys, llegó agosto, comienzo del semestre, la escuela más que llena, más que llena, te diría yo, de matrícula, especialmente esa clase de kinderbomba… Sobre 20 niños para esos tiempos, más los papás… todo el mundo pendiente a que el maestro fuera el que diera la clase. Y papi llamó que no llegaba. Y ahí empezamos la lucha. Así, nos mirábamos. Como nos mirábamos ahora. Y ese día empezó la lucha”.

Así continuó la lucha cultural a través educación, hasta otro momento importante en la familia Cepeda: el nacimiento de Exan en 2004. Desde el mismo momento de su nacimiento, Modesto adjudicó esa misma responsabilidad que un día le delegaron sus padres. Sobre la experiencia del nacimiento de Exan en el hospital, Gladys nos cuenta: “Y ahí cuando yo salgo digo, papi, pendiente que van a sacar el nene. Y cuando sale, papi se levantó, pero ahí paró la enfermera. Y estaba toda la salita de espera así. Y el nene tenía los ojos cerrados. Y papi se levantó y dice, te entrego mi nación, te entrego mi bandera. Y mi sobrino abrió los ojos. Eso se iba a caer allí. Eso fue aplausos, aplausos, aplausos”.

Y esto fue exactamente lo que ocurrió y el propio Exan lo reconoce de la misma manera. “Por ahí me preguntan que cuántos años llevo en la bomba y yo digo 19 años. Y la gente se me queda mirando y me pregunta, ¿Cuántos años tú tienes? Y yo le digo 19, y ahí es que me preguntan, ¿Pero cómo es eso posible? Y yo, pues mira, yo nací en esto y desde los tres meses, como hablaron mi mamá y mi tía, tocando la maraca, después bailando y luego me interesó la percusión. Entonces, hay muchas fotos de yo chiquito y tocándole el tambor al abuelo en medio de la clase, interrumpiéndolo, y creo que ese ‘one on one’ con abuelo, creo que ha sido una gran influencia dentro de lo que yo soy hoy día en la bomba, y lo que más apasiona, que es la escuela de Bomba y Plena y la música”.

Exan recuerda como todo su crecimiento se dio alrededor de la bomba, principalmente en la Escuela donde sábado tras sábado seguía aprendiendo de la tradición y apoyando a su familia. También destaca la influencia de Pedro Colón Amaro, uno de los principales colaboradores y maestros que lleva décadas apoyando el proyecto de la Escuela. Y esa misma pasión y compromiso la comparte la más pequeña de esa cepa: Jo Ann Delgado Cepeda, que ya desde muy niña acompañaba a su madre Brenda y también desarrolló su pasión por el baile. “Yo asistía a mami en las clases, pero yo cuando era chiquita solamente bailaba con las Damas de la Bomba, yo no quería bailar con nadie más… pero después llegó el ballet a mi vida”. Y Exan aprovecha para recalcar esa libertad que cada uno tiene para desarrollar sus talentos, pero siempre manteniendo el compromiso con la tradición.

Sobre el futuro, Exan hace una invitación a seguir estudiando para poder innovar sin perder la esencia y el fundamento que dejaron los mayores. Mientras, Jo Ann invita a que “aprendan más de la cultura y la expandan. No la dejen guardada. Enseñensela a todo el mundo”.

Un rato con la familia confirma que a pesar de todos los reconocimientos que ha recibido Modesto a través de sus 86 años de vida, incluyendo doctorados honoris causa y reconocimientos artísticos por instituciones como el National Endowment for the Arts, no hay mayor satisfacción que saber que el legado está seguro y custodiado por los seres a quienes crió y educó hasta convertirse en los principales responsables de esta lucha.

Por: Javier J. Hernández Acosta

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