Sammy Gascot y la maestría del tambor

Samuel Gascot Morales nació en el barrio Vista Alegre de Bayamón y rápido nos da un poco de contexto destacando que de ahí también viene la gran interprete puertorriqueña Lucecita Benítez. Al poco tiempo se movió al Barrio Piñas en Toa Alta donde se crio con sus abuelos. De ahí sale su vínculo con la música, pues recuerda claramente como los domingos se escuchaba mucha música de los grandes artistas de la época como el Trío Matamoros, Guillermo Portabales, Eliades Ochoa, el Cuarteto Patria, Odilio González, José Miguel Class, mejor conocido como el Gallito de Manatí y el Cuarteto Marcano de Plácido Acevedo. Pero también sonaba la música jíbara de artistas como Chuíto el de Bayamón, Ramito y Moralito, que muchas veces provocaban que su abuela lo sacara a bailar. Pero el momento más importante fue cuando su tía le trajo su primer bongó. “Ella madrugaba. Creo que salía a las 2pm y entonces iba llegando más o menos a las 3 de la tarde todos los días, lunes a viernes, a casa de mi abuela. Siempre me traía un carrito, un chocolate, una chiringa, un arco y flecha, un jueguito de monopolio, que sé yo, un parchís, este jueguito y que sé yo. Hasta que un día apareció con un bongo de plástico. Entonces, me acuerdo de que los parches de los cueros eran pegados con pega y era plástico. Entonces me acuerdo de que era de rayas oro y negras. Y entonces, yo con 5 años me acuerdo de que ella me dice: ‘pero, bueno, ¡tienes que tocar’!”

Al poco tiempo, su primo percusionista, apodado Bertuco, le pidió a su tía que le dejara dar clases de bongó a Sammy. Todavía recuerda que tenía un bongó LP, probablemente la segunda generación luego del original que salío al mercado en 1964. Y también tenía un segundo bongó que no recuerda si era JCR o de Timbas Ismael. Luego de varios años aprendiendo con su primo comenzó a escuchar mucha Salsa, destacando los discos de Eddie Palmieri, Ray Barretto, Pete “El Conde” Rodríguez y Willie Colón, pero Sammy aprovcha y destaca el trabajo del pianista Markolino Dimond. Entre los cantantes, Sammy menciona la importancia de aquellos que además de sus capacidades vocales también fueron percusionistas como Cheo Feliciano, Ismael Rivera y Miguelito Ortiz, quien fue cantante de la Sonora Ponceña.

Como a los 10 años cogió una conga por primera vez. Y a pesar de que también comenzó el estudio del timbal, se enfocó más en la conga y el bongó por la profunda admiración por la música de Ray Barretto. Así comenzó a tocar con algunas agrupaciones pequeñas en su barrio donde fue puliendo su talento musical. Sin embargo, al momento de salir de la escuela superior se activa en el ejército donde lo reubican en el estado de Washington. Allá estuvo varios años en las ciudades de Tacoma y Seattle donde en poco tiempo se insertó en la escena musical latina con algunas de las agrupaciones más conocidas del área como los grupos Chévere y Bochinche.

Y en medio de esa rutina de tocar al menos 5 veces por semana se dio una experiencia memorable en la vida de Sammy: “Y entonces pues tuve la linda experiencia de ser invitado en el Jazz Alley por Johnny “Dandy” Rodríguez, que era el director musical del Ensemble de Tito Puente, a tocar con ellos. Entonces me acuerdo de que ellos estaban tocando el último número… entonces pidieron una y Puente pasa del timbal al vibráfono, o sea Madera tiene que pasar de la conga al timbal y Dandy tiene que pasar del bongo a la conga y el bongo se quedaba solo. Entonces estamos hablando de que en la tarima ellos y yo en una mesita de estas chiquitas de dos personas al frente de la tarima. Y yo estoy frente con frente y Dandy me dice ‘vente’… Pero que cuando me siento en el bongó yo estoy con el nerviosismo. Imagínate, sentado con el maestro Tito Puente y Dandy que era mi mentor desde que estaba con Barreto… Yo me acuerdo de que tocamos Ran kan kan, tocamos Mambo Diablo, creo que Picadillo y no me acuerdo cuál fue el cuarto número. Y ahí yo me acuerdo de que Tito me dice ‘solo de bongo’ Y bueno, el bongo que se lo dejé botando humo allá a Dandy”.

Pero esa experiencia fue más allá al tener la oportunidad de compartir luego del concierto con Puente en el camerino, oportunidad que le permitió quedarse con dos consejos muy valiosos para cualquier músico: “Sácate de la cabeza que la mejor hacha que tiene el músico es la lectura. No lo es. Es el oído. Si puedes oírlo podrás tocarlo. Si no puedes oírlo ni sueñes con tocarlo. Y el otro consejo que me dio fue que me dijo: el buen músico solista es aquel que sabe hacer tan buen uso de las notas como de los silencios”.

Fue en Seattle donde también desarrolló sus estudios en el complejo de la rumba y también en la ejecución de los tambores batá, hasta que regresa a Puerto Rico en 1989 y continuó estudios con José Ramírez. Ahí recuerda cuando el percusionista Papo Castro lo recomienda para cubrirlo en una actividad de Cheo Feliciano, lo que de alguna forma marca su regreso y su posicionamiento como uno de los mejores percusionistas de Puerto Rico. Sammy también se inserta en el ecosistema de la rumba que se iba desarrollando en Puerto Rico como lo que ocurría los jueves en el Vidy’s en Río Piedras, donde recuerda a colegas como Richie Flores y su padre Saúl, Paoli Mejías, Junito Cruz, Vitito Emmanuelli, Héctor Calderón, Papo Cadena y muchos otros.

Dentro de ese desarrollo de la rumba Sammy tuvo roles importantes con el grupo que creo Alfredito Rodríguez, hasta luego formar su propia agrupación conocida como Carabalí, quienes durante las últimas décadas han estado presentes en múltiples actividades alrededor de la Isla y con los que Sammy aún tiene planes de grabar.

Sobre los artesanos de tambores, Sammy Gascot muestra un gran respecto y destaca una importancia que muchas veces pasa desapercibida. “Son los que fabrican nuestras herramientas de trabajo. Estos artesanos hay que tenerlos bien presentes. Hay que decir sus nombres, hay que mencionarlos, hay que darle su crédito, hay que darle su lugar y hay que reconocerlos. Esto es obligatorio para todos músicos”. De igual forma, Sammy aprovecha la oportunidad para dar un ejemplo de esa grandeza de los artesanos puertorriqueños. “Mira a Papo del Valle… o sea este tipo está al nivel de Vergara, Junior Tirado, JCR e Ismael. O sea, este tipo está a otro nivel”.

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